Con u2 de fondo sólo me sale escribir algo meloso.
Así que he decidido contaros cosas de melones, así le daré amor a cristomate con este pequeño relato.
Todos tenemos un melón dentro de nosotros, aunque no lo sepamos. Él es quien decide que nos pongamos nerviosos cuando vemos a una persona que nos gusta, él hace que tengamos ganas de volverla a ver en cada momento de nuestra preciosa vida, y sí, digo preciosa porque todas las vidas pueden llegar a ser preciosas, sólo hace falta saber con quien hacerla preciosa y saber rechazar a las personas que hagan de ella algo doloroso y feo. Éstas son las personas que hacen que nuestro melón no funcione como debería de funcionar.
¿Nunca habéis notado algo extraño que no sabéis lo que es al abrazar a otra persona?
Yo os diré qué es, es vuestro melón que en ese momento se siente feliz y decide crearte esa sensación tan especial, que no voy a intentar describir, ya que sería un completo fracaso.
Y cuando ves que un amigo está mal. ¿Qué sientes?
Éso también es debido a tu melón, porque los amigos de verdad los guardas dentro de tu melón, aquellos que sientes que están ahí cuando tu más lo necesitas, aquellos que siempre quieren estar contigo, aquellos con los que disfrutas con cosas que nadie entendería, como subirte a un carro y recorrer media valencia, como pintarle caras a frutas y verduras en el metro e irte después a cenar con ellas.
Hay personas que han llegado a morir por sensaciones que genera un melón, o personas que no lo han sentido en la vida (qué desgraciados ellos). Pero lo que claro está es que en esta vida es imposible vivir sin él; forma parte de ti.
Lo más doloroso en esta vida, es que alguien te rompa el melón, entonces te quieres morir del dolor que eso genera.
En cuanto alguien te rompe el melón, enseguida sabes que esa persona no es una de las que quieres que esté en tu vida, y la descartas.
Es por eso, que os pido que intentéis encontrar a vuestro melón, escuchándolo seréis mucho más felices.
Así que como dice Rodolfo Rezola Amelivia: Sed felices.
Y como añado yo: Pensad en verde.
Una mezcla de risas, alegría y felicidad con dolor, tensión y tristeza.
Así fue la pasada noche del 31 de octubre, noche en la cual se celebra halloween, una “nueva” tradición anclada a nuestra sociedad.
Decidimos ir a el barrio del Carmen de València, donde celebraríamos esta particular noche con un botellón. Debería de poner lo malo que es, pero lo dejo para otra (me lo exige la ley) xD.
El caso es que como la mayoría de jóvenes, decidimos celebrar la noche de esa manera.
Lo que no sé es si fue un error o no.
Pero claro ha de quedar que he aprendido de la experiencia, por eso no la cambiaría.
En esta vida cada uno ha de construirse su camino, por mucho que te enseñen en el instituto, nunca te enseñaran a como afrontar una situación como la que nos tocó vivir.
Esta bien, contaré la experiencia.
Empezamos a beber, hasta llegar a ese punto que llaman el “puntito”, y decidimos dejar de beber, lo que no sabíamos la mayoría de los allí presentes es que habían escondido una botella de la bebida rusa por excelencia, vodka, fueron bebiendo “a palo seco” durante toda la noche hasta que se acabó.
Fue tal la cantidad de alcohol que albergaba su sangre que uno de ellos perdió completamente el control. Y con esto digo que no podía caminar ni razonar.
A mi me causó gran impresión verle de esta manera y decidí llamar a una ambulancia.
Marqué el 112 en mi teléfono y a los pocos segundos me atendió un hombre. Le expliqué la situación y sus palabras fueron: “esta bien, es una intoxicación etílica, enseguida mando a una ambulancia”.
Sentí tal escalofrío al oír esas dos palabras que me puse nervioso y me desesperé, pasándome por la cabeza situaciones en las que para nada me hubiese gustado verle implicado.
Finalmente no sirvieron de nada las ayudas de los servicios de emergencia ya que la ambulancia fue a otro sitio diferente al acordado, y a las pocas horas el susodicho pasó a razonar y a poder tener un control sobre sus acciones (ya en su casa).
Muchos piensan que no hice lo correcto, y que no debería haber llamado a los servicios de emergencia. Yo creo que hice lo que debía, ya que hice lo que me pidió el instinto que hiciera, y es lo que siempre voy a hacer.
Pero no pienso que haya sido nada negativo, simplemente ha sido una experiencia.